. Si las cosas sólo suceden en tu mente jamás llegarás a experimentar. ¿Podrías aprender a ir en bicicleta tan solo leyendo un libro sobre “cómo se va en bicicleta”?
“Para que las cosas sucedan, deben suceder dos veces”: la primera: en tu mente y la segunda en tu entorno. Ambas deben ir secuenciadas, en coordinación y con el peso adecuado para cada una en función de la situación a la que te enfrentes.
La visualización previa en tu mente activa circuitos neuronales que, como sabemos, después, en el momento “real” se activarán de nuevo.
Es conocido que muchos atletas proyectan sus ejercicios mentalmente antes de realizarlos con el fin de activar anticipadamente las órdenes que después darán a sus músculos en el momento real del ejercicio.
Entrenar para aprender a visualizar y proyectarse es por tanto una ventaja y su objetivo, lamentablemente confundido con meramente ser capaces de predecir el futuro, (quizás “así” sería demasiado fácil y tal vez muy aburrido) Es… más bien todo lo contrario:
El objetivo de proyectarse es ser capaces de aprender y adquirir aquellos conocimientos y habilidades que nos van a permitir llevar a cabo las acciones precisas y adecuadas en el presente, en el aquí y el ahora, “en tiempo real”. Nuestra productividad física, mental, emocional y espiritual será mayor, más sostenible y más alineada con nuestros propósitos. “Tus circuitos ya sabrán el camino por anticipado”
La principal utilidad de proyectarse es “encontrar la situación con antelación” para su afectiva y efectiva aplicación, después, en tiempo real. Es una forma de descubrir y remover obstáculos anticipadamente.
Existen un gran número de herramientas y ejercicios que nos permiten entrenar esta capacidad y convertirte en un experto. Además, hay buenas noticias ya que, los seres humanos tenemos un talento natural para percibir los motivos, las creencias, los sentimientos de los seres queridos y extraños. Pero, ¿cómo lo hacemos?
Hoy queremos compartir una conferencia de Rebecca Saxe en la que nos explica su trabajo de investigación para descubrir cómo el cerebro, desde niños hasta adultos, genera pensamientos acerca de los pensamientos de otros y juzga sus actos.
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