Llegas a casa y la luz la llena de nuevo. Te ofrece una visión casi desconocida.
Tus ojos aun están en los paisajes y las ciudades que has vivido. Tus pensamientos aun recuerdan y tu corazón, que late al ritmo de los escenarios que tu memoria pinta, se resiste… No importa si has ido al otro lado del mundo o sencilla y felizmente has disfrutado de tu ciudad; sin colas, silenciosa y amable. Él siempre es el primero en salir y el último en volver.
Tal vez el cambio de año debería ser en Septiembre tal y como dicta la naturaleza con sus deseos de otoño.
Ventajas de encontrarse uno mismo
Encontrar-Se: Es el rescate de tu historia inmediata que te señala otro punto de partida, es el darse cuenta, descubrir el motivo, el impulso, la causa, la razón, y el hacia dónde, y desde donde, y el porqué, y el para qué del porqué.
Toca pensar y sentir lo que se ha vivido. Regresar a través del tiempo con la memoria de otros ojos, con un mirar distinto, nueva esperanza. Toca elaborar lo que supone para cada uno aquello que siente. Septiembre es un buen mes para ubicarse y rescatarse de lo vivido; para decirle al corazón que vuelva despojado de lo accesorio. Como el viejo Simbad, enriquecido en sus viajes tras perderlo todo, salvo a sí mismo.